SABER GANAR Y PERDER

Todos hemos visto alguna vez cómo un niño que acaba de perder un partido de fútbol, enseguida aparece el padre diciéndole: "Tranquilo... Lo importante es participar". Y eso que es tan fácil decirlo después es más difícil llevarlo a la práctica. Porque ese niño acaba viendo los partidos de su equipo favorito en la televisión, junto a su padre, y en función de los resultados, acabará escuchando bastantes comentarios, en ocasiones negativos con algunos insultos fuera de lugar. Por tanto, el niño establece una relación directa como consecuencia del comportamiento observado: "Lo importante es participar" escuchó a su padre por la mañana; y por la tarde descubrió otra realidad: "Lo importante es ganar".

Por supuesto que la vida no es un camino de rosas y, por tanto, los niños tienen que aprender a tolerar la frustración y sobreponerse a ella. Del mismo modo, deben aprender a ganar y no creerse más de lo que uno es. Definitivamente, tanto el ganar como el perder tienen que formar parte de la cultura de un deportista; válido para la vida misma. Todos los futbolistas, que ganan y pierden, pasarán por estos procesos de educación y unos aprenderán a ganar más que otros; o viceversa. El fútbol tiene muchos valores, es un deporte formativo de primer nivel. Aunque es mucho más difícil soportar el ambiente de los perdedores. Es ley de vida.


Los aficionados, esos espectadores tranquilos en su vida personal, en sus trabajos profesionales, tantas veces padres de familia modélicos y reposados, pueden llegar a transformarse si su equipo no gana. Pueden llegar a cambiar su carácter de una manera radical y en segundos. Cualquier acción del partido puede encender la chispa. Por eso, los que no ganan nunca soportan ni comprenden el juego, no están capacitados para juzgar a los protagonistas en esos estados de animo soliviantados. Esa falta de formación y entrenamiento añade una gran dificultad para respetar los desaciertos de los futbolistas o de los entrenadores. Aunque, lo más insoportable, es cuando los aficionados ganan y desprecian a los aficionados de los demás equipos.